jueves, 13 de noviembre de 2008

IL DIVINO CODINO

Roberto Baggio (Il Divin Codino) ha sido uno de los mejores jugadores que ha dado Italia en las últimas décadas. "Il Codino" deslumbró al fútbol, en la década de los 90, por su excelente técnica, su gran visión de juego y su espectacular cambio de ritmo.
Baggio nació el 18 de febrero de 1967, en Caldogno (Vicenza). También se le conoce con el sobrenombre de la coleta divina (Il Divin Codino). Esta fue uno de sus símbolos de identidad. A Roberto se le recuerda, mayoritariamente, por su faceta deportiva pero hay de destacar su gran labor humanitaria, es embajador de las Naciones Unidas. Es practicante de la religión budista.
Michel Patlini dijo que Baggio era un nueve y medio, ya que no era el clásico diez ni el clásico nueve. Era un jugador que tenía las cualidades de las dos posiciones. Los 318 goles que marcó a lo largo de su carrera, así lo demuestran.

Empezó su carrera en el Vicenza con sólo 15 años. Tras tres buenas temporadas en el equipo local dio el saltó a un grande, la Fiorentina, el año 85. Tres días antes de firmar su contrato sufre una grave lesión, pero la Fiorentina confió en él y firman el contrato. En estos años sufrió graves lesiones que hacían presagiar lo peor, el fin de su carrera. La lesión más importante fue la rotura de su rodilla derecha, le pusieron más de 200 puntos de sutura. Baggio era alérgico a los calmantes, con lo que sus periodos de recuperación eran más largos. Pero gracias al budismo pudo seguir adelante. El año 87 vuelve a recaer de la lesión y de aquí le viene el sobrenombre del futbolista de la pierna y media. Su reaparición en los terrenos de juegos es contra el Nápoles de Maradona y en este partido marcó un golazo. El año 90 lleva a su Fiorentina a la final de la Uefa. Este partido lo perdió contra su próximo equipo, la Juventus. Su marcha de florencia a Turín, tras un gran mundial, fue el fichaje más caro de la historia, en ese momento. La afición viola no entendió la marcha de Baggio, su jugador más querido y admirado. El italiano declaró que le habían obligado aceptar el traspaso. Con los de Florencia jugó 135 partidos y anotó 55 goles.

En la Vecchia Signora se vieron los mejores años de Baggio. Jugó a un gran nivel las 5 temporadas que estuvo con los juventinos, con los que logró un Scudetto, una copa italiana y una Uefa. En el año 93 consigue el Balón de Oro y el FIFA World Player. Con la Juve jugó 202 partidos y marcó 115 goles.

El año 95 fichó por el Milán de Berlusconi. En los rossoneri estuvo dos temporadas y consiguió un scudetto. No jugó a un gran nivel y parecía que el declive de su carrera ya empezaba. Con el Milán jugó 67 partidos y sólo anotó 19 goles.
El verano del 97 ficha por el Bolonia. Con los rossoblu hizo una gran campaña que le sirvió para entrar en la convocatoria para el Mundial de Francia 98. Tras el mundial volvió a Milán, pero esta vez para jugar con el Inter. Con el Bolonia anotó 23 goles en 33 partidos.
Sus dos temporadas con el Inter fueron para olvidar. No rindió a un gran nivel. En esto colaboró Lippi, su entrenador en esos años, el cual no era un admirador de su estilo de juego. Los datos demuestran claramente su pobre nivel: jugó 61 partidos y marcó 18 goles. Tras no ser incluido en la lista de la Euro del año 2000 decide abandonar su ciudad maldita, Milán, e irse a Brescia.

En Brescia jugó sus últimas cuatro temporadas como profesional y se pudo volver a ver la divina coleta en acción. Una inoportuna lesión de ligamientos le impidió ir al Mundial del 2002. En estas temporadas Baggio jugó 100 partidos y logró perforar la meta rival en 46 ocasiones. En Brescia estuvo bajo las ordenes de Carlo Mazzone, el cual entendió a la perfección a Baggio. Roberto hizo unas declaraciones en las que se lamentaba por el hecho de no haber podido encontrar a un entrenador como Carlo antes. Mazzone supo sacar lo mejor de él en el final de su carrera. Roberto Baggio se convirtió en el capitán y en el mayor ídolo de la historia de los Rondinelle. El dorsal que lució, el 10, esta retirado.
Baggio dejó los terrenos de juego a final de la temporada 2004 a los 37 años. Jugó en 6 equipos en su larga carrera como futbolista. Los colores que más sintió fueron los de la Florentina, pero su último equipo también le marcó mucho, el Brescia.
Es el quinto máximo goleador de la historia de la liga italiana y también ocupa la misma posición en la historia de la selección italiana. Es el único jugador italiano que ha sido capaz de marcar en tres campeonatos del mundo seguidos.
La trayectoria de Baggio con la selección italiana merece un capitulo a parte. Con la azzurra tuvo una historia agridulce. Su “vida” con la selección se vio marcada para siempre por la final del Mundial del 94. Hay una frase que lo dice todo: “Aquel penalti lo he tirado de todas las formas, en sueños, en el pasillo de casa y siempre lo he marcado, fue el momento más duro de mi carrera y, si pudiera borrar un momento, seria ese”.
Debutó con la squadra azzurra en un partido amistoso contra Holanda el 16 de noviembre de 1988. Su primer gol como internacional se lo marcó a Uruguay, en su tercer partido. En la fase final del Mundial del 90 marcó un golazo contra Checoslovaquia. En este Mundial jugó 5 partidos y logró marcar dos goles. Italia quedó tercera.

Pero, como ya he dicho, el mundial de Estados Unidos marcaría su carrera. En esta cita pasó de héroe a villano en pocos segundos. Falló el penalti decisivo que dio el título de campeón del Mundo a Brasil. El Mundial no empezó muy bien para Baggio ya que hizo una primera fase pobre, incluso su entrenador prescindió de él en el último partido contra Noruega. Pero a partir de los octavos Roberto sacó toda su magia y gracias a él Italia alcanzó la final. Contra Nigeria rescató a su selección de la eliminación y la metió a cuartos con dos goles. En la siguiente ronda eliminó a España con un golazo, marca de la casa. En semifinales volvió a marcar por partida doble, Italia superó por la mínima a Bulgaria y Baggio estaba en lo más alto. Pero el destino ya estaba escrito y el 17 de julio de 1994 no era su día. Lanzó el penalti decisivo y lo falló. Sacchi le obligó a lanzarlo, sabiendo que tenía dolores en el tobillo, y lo falló claramente. Este fue su peor momento. El crack demostró, con el paso del tiempo, que supo sobreponerse a esta pesada losa que siempre le seguirá. Un dato curioso es que es el mejor lanzador de penaltis de la historia de Italia, pero su carrera quedará para siempre marcada por un penalti fallado.

En el Mundial de 98 también participó. Italia cayó contra Francia en cuartos y él marcó dos goles.
Su despido de la selección fue en un amistoso contra España el 28 de abril del 2004.
Su retirada como futbolista profesional fue el 16 de mayo en San Siro. Cuando fue sustituido los aficionados le ovacionaron durante unos minutos. Un merecido adiós a uno de los futbolistas más grandes que ha dado Italia en toda su historia.
Il divin codino era un jugador diferente. Hacía magia con el balón. Además de esto tenía una gran fuerza de superación que le permitió seguir adelante y sobreponerse a sus importantes lesiones.
Cuando Roberto Baggio cogía el balón podía pasar cualquier cosa. Siempre estará en la memoria de los aficionados al fútbol por sus grandes goles y por sus espectaculares jugadas. Por mucho que pasen los años su magia nunca se apagará.

¡Hasta siempre!